Tengo un problema con los moldes de reposteria: da igual el que sea siempre es imprescindible en mi cocina, y, así me va, ya no me cabe un alfiler. Con tiempo y terapia creo que lo voy controlando, bueno, y gracias a mi querido esposo que me da nociones de sentido común cada vez que quiero alguno ... es un decir.
Bueno, pues buscando moldes alternativos, por eso de fomentar la creatividad y como la cabeza no me para quieta, he decidido probar suerte con estos moldes caseros, se ve que los quince mil que tengo no eran suficientes ja, ja. Las latas son de 400 ml, como las pequeñas de tomate triturado, dan al bizcocho una forma de tronco muy bonita, la única precaución es engrasar bien para no tener problemas al sacar el bizcocho.


Lo del nombre es que le tengo que dar mi estilo a todo y como no me gustaba el que traía pues lo he cambiado al tiempo que le he hecho cambios también a la receta. Queda un tronco pequeñito, vamos que para una fiesta no es; más bien para postre de domingo en familia, lo cierto es que está buenísimo. He cambiado el licor de naranja por almíbar de naranja, ya que aunque lleva muy poco al tomarlo niños no me gusta ponerle alcohol. Espero que os guste.